EL MUNDO MÁGICO DE JUAN CARLOS VALERA
Nuestro pequeño mundo local, el que se teje diariamente en esta diminuta ciudad provinciana, donde parece que nunca pasa nada y, cuando pasa algo, se magnifica como si fuera la cosa más grande ocurrida jamás en el mundo, hay espacio para que por él transiten personajes que parecen extraídos de otro mundo, como si fuera imposible que pudieran arraigar aquí y permanecer, aunque desde el resto del planeta le lleguen otras insinuaciones y aunque él mismo sienta la tentación, el deseo, la necesidad, de ir por ahí a buscar los argumentos necesarios para seguir arraigado en su ciudad. De Juan Carlos Valera conservo una imagen lejana, la de un joven inquieto que pululaba alrededor del universo personal de Carlos de la Rica (otro personaje digno de estudio), a cuyo amparo publicó el que, creo yo, es su primer libro de poemas, Con un cheiw en la boca, título rompedor, como corresponde a alguien que quiere llamar la atención. En ese pequeño librito pensaba yo el otro día, mientras