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Mostrando entradas de julio, 2020

TÓPICOS Y LATIGUILLOS

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Hay algunos tópicos periodísticos que se han implantado cobrando carta de naturaleza.             En funciones. En cuanto se convocan elecciones, se considera que todo el mundo está en funciones, lo cual es rigurosamente incierto. Un alcalde es alcalde hasta el mismo día e incluso minuto en que su sucesor toma posesión. De ninguna manera está en funciones. Otra cosa es que en ese periodo no se quiera comprometer a hacer nada, pero si quiere, puede hacerlo. Y lo mismo cualquier otra persona que ocupe un cargo público, sea electivo o por designación.             Se ha abierto una información. Tras la noticia de algún suceso, sea accidente, robo o crimen, la crónica tiene que concluir con el inevitable latiguillo. En vez de hacer tal cosa, sería mucho más interesante y útil adoptar las medidas necesarias previas para que no ocurriese lo que finalmente sucede. Entonces se abre una investigación, pero, ¿cuándo se cierra? ¿alguna vez los promotores de tal información nos informan a los

UNOS Y UNAS, TODOS Y TODAS

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             Durante los últimos años, la Real Academia Española de la Lengua que tiene, entre otros, el cometido de fijar, limpiar y dar esplendor al idioma castellano, que es el común de todos los hispanohablantes, en cualquier lugar del mundo en que se encuentren, viene actuando con cierta generosidad ante la incontenible serie de anomalías que un día sí y otro también se vienen incorporando al lenguaje de los españoles. Es una especie de aplicación interna de “lo políticamente correcto”, o sea, que con tal de no irritar a este o aquel colectivo, se tolera todo.             Por eso, hasta ahora la RAE se ha pronunciado con timidez ante el creciente uso indebido de ciertas palabras que intentan marcar la diferencia en los sexos y que son con asiduidad mal empleadas, como es el caso de “Todos y todas, ciudadanos y ciudadanas, niños y niñas”, y así hasta el infinito. Eso no se cortó desde el principio, ni la autoridad académica emitió criterios firmes, sino que fue navegando entre do

DISCUTIR POR ORDEN

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La mayor parte de las tertulias televisivas (las radiofónicas también, pero algo menos) son muy molestas por la afición generalizada a interrumpirse unos a otros, como si todos tuvieran mucha prisa por decir lo que tienen en mente y no pudieran esperar unos segundos a que el otro interlocutor termine de hablar. Pues miren lo que se acordó en la sesión celebrada por el Ayuntamiento de Cuenca el 6 de octubre de 1506: “que el regidor que hablare hablando otro, que pague un real porque hablando todos embarázanse los negocios y no se despachan y que será esta pena para los pobres o para las monjas”. No dispongo de información sobre cómo se cumplió este acuerdo, pero sí hay otro posterior, del 27 de noviembre de 1526, en que el teniente de corregidor reitera el mandamiento a los regidores de que no hablen unos con otros cuando están reunidos, advirtiendo en este caso con la multa de 200 maravedíes cada vez, y además que no digan chistes ni se rían con los comentarios que oigan de los dem

ESPERANDO A LAS CASAS COLGADAS

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             Cuesta mucho trabajo poner fin a una obra. Es como si los trabajadores, después de meses (quizá años) de estar en ella se sintieran tan a gusto, como en casa o en familia, que no quisieran marcharse nunca, entreteniéndose un día tras otro con una puntada aquí, una paletada allá, un enchufe que falta, un repaso que viene bien y así van pasando las jornadas sin que llegue el momento definitivo de poner el punto final despedirse. Que llegará, por supuesto, como es natural. Pero mientras el personal, los observadores, nos impacientamos, una sensación que ha estado como aletargada en los famosos cien días de parón vírico que hemos sufrido pero que retorna con la vuelta a la dichosa normalidad.             Es el caso de las restaurada Casas Colgadas, aparentemente terminadas por fuera (salvo la infame colección de cables que cuelgan por sus fachadas) pero que no conseguimos recuperar por completo, mientras el Ayuntamiento sigue deshojando la margarita de a quien se va a adjudi

LETRAS JUVENILES

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Hay curiosas contradicciones en este mundo nuestro. Oímos con notable frecuencia lacrimógenos comentarios sobre lo poco que se lee, sobre todo en el sector de los más jóvenes, pero a la vez contemplamos en las librerías, tanto en sus escaparates como en los anaqueles interiores, una incontenible acumulación de nuevos títulos que siguen saliendo al mercado, si parar; algunos de ellos, envueltos en esa cosa misteriosa y en apariencia inaccesible que es el éxito.   Se lee poco pero cada vez hay más libros. Esa parece ser la realidad. Y encima, como es el caso que hoy me ocupa, los escritores son cada vez más jóvenes. A mí me sorprende, en el periódico recorrido por las librerías y por las páginas de novedades, la cantidad de nuevos escritores que han saltado a la escena en los últimos años y que aún no he tenido tiempo de llegar a conocer (o sea, a leer).   Aquí mismo, en Cuenca, se ha producido un curioso fenómeno de esta naturaleza, con la irrupción de la primera novela de la jove

VUELVE LA NORMALIDAD (POCO A POCO)

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             Entramos en julio y, con él, en pleno verano. Época propicia para festejos varios, especialmente para los que tienen un cierto marchamo o envoltura cultura, como si hubiera una íntima relación entre buena temperatura y necesidad de envolverse en músicas, danzas y otros espectáculos. Hace una semana arrancó el festival de Música y Danza de Granada, ahora bajo la dirección artística del conquense Antonio Moral y coincidiendo con la llegada del nuevo mes abre sus puertas el Teatro Real, símbolo por excelencia de la ópera en nuestro país, y lo hace con una nueva versión de esa obra eterna que es La Traviata.             En Cuenca, esta ciudad de nuestros amores y frustraciones, el Ayuntamiento se apresuró a suspender y eliminar todo lo que se pudiera dibujar en el horizonte, dejándonos ayunos de cualquier sabroso alimento veraniego. Más triste es que los organizadores de Estival Cuenca siguieron el ejemplo y también nos hemos quedado sin la que viene siendo, durante los últi

LIBERTAD DE EXPRESIÓN Y MENTIRAS

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Hay un buen alboroto mundial a cuenta de Facebook y su cómoda tolerancia hacia los desalmados de todo signo y condición que aprovechan los fáciles canales de comunicación del sistema para difundir todo de mensajes calamitosos, insultantes y denigrantes para los colectivos que no les gustan y que, casualmente, suelen ser los más desfavorecidos. Es lo que ahora se llama “el mensaje del odio”. Por las buenas, Mark Zuckerberg no quiso atender incitaciones a la prudencia; ahora que los grandes anunciantes se le están yendo en masa, con el consiguiente deterioro de sus cuentas, parece dispuesto a reaccionar. Aunque, como apuntan algunos analistas que saben de qué va todo esto de las grandes empresas, al final será una tormenta en un vaso de agua y tras el alboroto, todo volverá a ser como era antes. La libertad de expresión es un bien muy preciado. Qué voy a decir yo, que llevo ya más de cincuenta años metido en el berenjenal de la información, manteniendo siempre como bandera ese derecho