LA JONDE PASÓ POR CUENCA
25 años después de su inauguración (fue el 6 de abril de 1994), la Joven
Orquesta Nacional de España ha vuelto a actuar en el Teatro-Auditorio de
Cuenca, en un concierto dirigido por Josep Pons, con un programa dedicado a
compositores rusos: Tchaikovsky, Prokofiev y Stranvinsky, con un repertorio muy
significativo y eminentemente popular.
Del primero se ha
ofrecido la selección musical de uno de sus más llamativos ballets, La bella durmiente; de Prokofiev, una de
sus obras más inspiradas y expresivas, Romeo
y Julieta, para finalizar con la obra que es paradigma y síntesis de la
revolución musical del siglo XX, La
consagración de la primavera, de Strawinsky
Quienes hoy están
integrados en la JONDE no son, naturalmente, los mismos que actuaron aquel día
inicial del Teatro-Auditorio. Es probable que la mayoría de ellos (o, al menos,
buena parte) sean ya músicos profesionales, que estarán integrados en
prestigiosas orquestas de cualquier parte del mundo o serán solistas de
prestigio o profesores dedicados a la enseñanza en conservatorios. Pero lo que sí se mantiene es el espíritu que
dio origen a una de las ideas más brillantes que han surgido en el panorama
cultural español, al configurar una gran orquesta sinfónica con alumnos
avanzados de todos los conservatorios del país.
La ciudad de Cuenca fue
señalada para convertirse en la sede permanente y estable de la JONDE, y sería
la orquesta residente del Teatro-Auditorio de Cuenca. En aplicación de una política
vergonzante, quienes tuvieron la responsabilidad de ocupar los cargos públicos
en la ciudad, la provincia y la Comunidad Autónoma, decidieron frustrar esa
posibilidad y la JONDE se evaporó de Cuenca, ante el silencio culpable del
conjunto de la sociedad conquense, que nunca manifestó desagrado o protesta.
Como ha escrito Jose Antonio Montero, y es una idea que yo comparto, "en ningún sitio del
mundo puede sonar igual la JONDE como en este Auditorio, construido para ella". Nacieron, efectivamente, como hermanos, al mismo tiempo, pero la torpeza política y la apatía de esta ciudad rompieron esos lazos y hoy cada cual va por su lado. Pero es cierto (y yo tuve ocasión de experimentarlo en muchas ocasiones, durante mi etapa como director del Teatro-Auditorio) que en ningún sitio como aquí se oye igual de brillante, sonora y acompasada la magnífica Orquesta de Jóvenes españoles.
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