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Mostrando entradas de enero, 2020

UNA COSA ES ESCUCHAR Y OTRA OÍR

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Escuchando Castilla-La Mancha es el título de un programa de TVE en La 2, emitido el pasado martes y debidamente publicitado para que el personal lo supiera y pudiera verlo. Y lo vimos. “Fantástico programa”, leo en un comentario digital. Elogios parecidos hay en otros y eso me desconcierta, ante la falta de espíritu crítico que muestra la ciudadanía en estas cosas. Como estaba José Luis Perales, parece que hay obligación de repartir elogios a diestro y siniestro. Pues no. Perales estuvo bien, quizá su tiempo, diez minutos, fue lo mejor del programa, pero el resto fue francamente deficiente e insatisfactorio, incluyendo el pésimo tratamiento visual dedicado a Cuenca. Por cierto, alguien debería explicarle al guionista y a Rozalén que hizo de portavoz, que esta ciudad no fue destruida durante la guerra civil, sino un siglo antes. Y como anécdota se puede citar entre los agradecimientos uno a la Fundación March y es que entre las grabaciones se incluyó el Museo de Arte Abstract

REDESCUBRIMIENTO DE EMILIO MORALES

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Una considerable sorpresa, ciertamente agradable, ofrece Emilio Morales con la exposición que se encuentra abierta (hasta el día 14)   en el Centro Cultural Aguirre, cuyas características generales vienen a romper la imagen hasta ahora consolidada de este ya veterano artista. En efecto, la amplia muestra destaca especialmente, en una primera mirada, por la presencia de cuadros de grandes dimensiones, que requieren por ello mismo un amplio espacio de aire a su alrededor, para facilitar la cómoda comprensión de unas propuestas estéticas que también introducen conceptos nuevos, tanto por la variedad cromática como por la atrevida inmersión en el ámbito de la abstracción, territorio en el que el artista parece encontrarse muy cómodo, con una paleta que se mueve con dúctil facilidad en la búsqueda de emociones muy intensas.       En este conjunto destacan los paisajes urbanos (excelente la visión de Tokio) marcados por unos trazos vigorosos que penetran en la atmósfera circunda

EL TIEMPO PASA, EL CARTEL PERMANECE

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       Antiguamente, era costumbre en todas las obras públicas colocar un cartel informativo, en el que se daba cuenta de los pormenores del trabajo que se estaba realizando, incluyendo un dato comprometido: la fecha prevista para su terminación. Como esta mención resultaba, casi siempre muy molesta, por incumplimiento del plazo fijado, llegó el momento en se hizo lo más sencillo, suprimirla. Y así, muerto el perro se acabó la rabia. Pero miren por dónde, ese dato reapareció, de manera imprevista, en las obras de la Casa del Corregidor y por eso está a la vista de todos ese pequeño detalle que nos dice que tales obras deberían estar terminadas en junio de 2019. Cosa imposible, salvo que el calendario tenga la habilidad de ir para atrás. Un consuelo es que los trabajos van avanzando; pero sería, claro, que estuvieran parados pero, por ahora, no es ese el caso. Crucemos los dedos para confiar en que podrán estar terminados para junio… aunque sea de 2020. Pero que terminen y no s