EL PEQUEÑO Y BONITO PUENTE DE LA MOTA

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            En un rincón prácticamente escondido, apenas perceptible (salvo por quienes deciden ir a ese sitio para lavar el coche, utilizando las aguas del Moscas) se encuentra el puente de La Mota, a los pies de la Casa de la Mota, junto al inicio de la carretera de Teruel. Pertenece al antiguo término municipal de La Melgosa, ahora incorporado a la capital, y por tanto también el puente es conquense capitalino. Se trata de una pequeña pero bellísimo obra de ingeniería, tradicionalmente considerado de origen romano, como la fuente, también pequeña, que se localiza en las inmediaciones, junto al polígono industrial.
            El puente de La Mota ha merecido la atención de quienes atienden a las cuestiones del patrimonio y han convenido al Ayuntamiento de Cuenca que promueva su restauración contando, eso sí, con que el gasto corre a cuenca de la Diputación. El proyecto técnico ya está en marcha, con un un presupuesto de 50.000 euros y con la finalidad principal de solucionar los desperfectos existentes, mejorar la interpretación visual para el visitante y acondicionar los accesos, de acuerdo con el estudio previo de carácter histórico-arqueológico redactado por Michel Muñoz García y Santiago David Domínguez Solera. De forma paralela, se intentará dilucidar el posible origen romano del puente. El proyecto técnico, elaborado por Marta Olalla Montalbo, contempla la limpieza del entorno, la restauración de elementos de sillería o cantería, reconstrucción de pretiles, restauración de sillares de la rosca de la bóveda y la reposición del pavimento de la plataforma, entre otras actuaciones.
            Todo ello es muy bonito y aleccionador. Faltaría una parte final: que los viajeros y paseantes por esa zona se dieran cuenta de que existe ahí, en ese rincón casi olvidado, esta pequeña y hermosa obra de ingeniería histórica. Y para ello sería conveniente (imagino que lo han tenido en cuenta) limpiar y aclarar la inmensa y desordenada vegetación existente y que en estos momento se come literalmente el puente, hasta hacerlo invisible.

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