CURIOSO ENTRETENIMIENTO
Los
habituales de la subida al casco histórico de Cuenca por el recorrido habitual –Puente
de la Trinidad, Palafox, Andrés de Cabrera, Alfonso VIII- saben de sobre que
deben hacerlo sorteando unos obstáculos permanentes, aunque cambian de sitio:
hoy están aquí, mañana más arriba, el otro en una curva, al siguiente cualquier
quien sabe dónde, quizá en la Plaza Mayor, como este que hay ahora, delante de
la catedral. Es el resultado del comportamiento impredecible de las baldosas
que, en mala hora y peor momento, se colocaron en esa subida donde no deben
encontrarse a gusto, porque están moviéndose de manera constante, intentando
abandonar el sitio que se adjudicó a cada una de ellas. Alguien, con sentido
común y sin problemas económicos diría que, visto lo visto, durante tantos años
ya, lo mejor y más barato sería quitarlas todas y sustituirlas por otro sistema
más adecuado, pero yo me temo que el Ayuntamiento tal cosa no se la plantea ni
en sus momentos más optimistas, de manera que seguiremos participando un día y
otro también en esta peculiar carrera de obstáculos para sortear los
adminículos que van colocando por tramos, a medida que los diligentes obreros
municipales actúan en la incansable
tarea de cambiar las movedizas baldosas.
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