REENCUENTRO CON CARLOS PÉREZ




Durante unos días, muy pocos, hemos podido reencontrarnos con Carlos (Carlitos, en el recuerdo cariñoso de quienes le conocimos) Pérez, aquel joven dinámico, inquieto, polifacético, que en sus pocos años de vida fue pintor, músico, actor e incluso poeta, aunque en vida apenas si llegó a publicar algunos versos sueltos, cuya inesperada y pronta muerte produjo un impacto considerable en todo el ámbito de la cultura, lo que, en cierta medida, ha ayudado a idealizar su figura de joven vanguardista, atrevido, rompedor de normas. Desde muy temprano empezó a manifestar esas preocupaciones, escribiendo poemas o emborronando papeles con figuras del más diverso carácter. Su encuentro con Fernando Zóbel resultó providencial, porque en el fundador del Museo de Arte Abstracto encontró el consejo y la ayuda para encauzar sus hasta entonces dispersas aficiones. A la vez, también entabló amistad con Adrián Moya, que le orientó sobre cuestiones práctica de la pintura y con el que colaboró en diversas facetas. Expone por primera vez en la inauguración de la Sala Honda (1969), en una exposición colectiva titulada “Pintura Joven” en la que participó con dos dibujos, pero nunca se dedicó a la pintura con firme constancia, dejando los pinceles para abrazarse a la flauta, que estudió en el Real Conservatorio tras terminar los estudios de Magisterio y que acabaría por ser su dedicación profesional, por profesor en el conservatorio de Cuenca. Ahora, la dedicación de su hermano Arturo nos ha permitido contemplar en la Sala Iberia una selección de cuarenta obras, de estilos y técnicas tan diversas como inquieta y variable fue la personalidad de su autor. Dibujos, collages y pinturas, junto con una muestra de sus recuerdos personales han integrado esta exposición que nos ha permitido recuperar por un momento, siquiera sea visualmente, a una de esas figuras extrañas, intemporales, que parece pasar inadvertida por la vida para, sin embargo, dejar tras de sí una considerable influencia que trasciende y sobrevive más allá del tiempo. Los poemas de Carlos Pérez se publicaron en forma póstuma en 1995, con el título Papeles.


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