MÁQUINAS EN LAS CALLES
Hace tanto tiempo que en las calles
de Cuenca no se aplicaba ningún remedio terapéutico que solo los más viejos del
lugar recordaban la presencia de máquinas y obreros dedicándose a la dura tarea
de asfaltar el pavimento, tras años de acumular deterioros sin que nadie
acudiera a ponerle ni una triste tirita capaz de contener el progresivo daño. Pues
miren por dónde ese día ha llegado, para sorpresa del personal amigo de las
obras. Las calles Hermanos Becerril y Fermín Caballero son las beneficiadas por
esta novedad, que llega acompañada, como es natural, de los inevitables cortes o
desvíos del tráfico, situación que nos devuelve a lo que es normal en cualquier
ciudad que procura estar al día, limpia y aseada. Si además, como es lógico
suponer, al término de estos trabajos se repintan las rayas sobre el asfalto,
miel sobre hojuelas. En este asunto es de esperar que, en esta ocasión, el
Ayuntamiento no regatee el gasto. La última vez que se pintaron las rayas lo
hizo la empresa adjudicataria de la ORA, en lo que se vendió triunfalmente como
un logro, porque así el municipio se ahorraba el importe. El regalo lo hizo la
empresa aportando la peor calidad posible de pintura, de manera que las rayas
duraron cuatro días. Qué cosas pasan.
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