EL CRISTAL CON QUE SE MIRA
No creo que sea populismo trasladar
a las leyes lo que la sociedad está demandando, dice Rafael Catalá a cuenta de
la prisión permanente revisable que, como es natural, su partido (el PP) y
otros de similar cuerda ideológica, defienden a capa y espada, convencidos de
que con semejante fórmula se han solucionado los problemas de la cruel
delincuencia que en ocasiones aflora en esa sociedad desconcertante.
El exministro de Justicia, diputado
al Congreso por la provincia de Cuenca en la última legislatura y candidato a
repetir un mandato similar, decía eso aquí mismo, en uno de los actos que dicen
(no se por qué) de precampaña, cuando en realidad son de campaña total. Lo decía,
justamente, al día siguiente de que ocurriese el dramático caso del hombre que
ayudó a morir a su mujer, enferma incurable desde hace treinta años. Eso sí que
es un clamor social, una demanda generalizada, que se legalice y ponga orden en
el tema de la eutanasia, la muerte asistida o como se le quiera llamar.
Pero esa demanda social el diputado
no la oye, ni la valora, ni la entiende ni la considera. Ni él ni su partido. Vamos, ni la comentó
siquiera. Como si ese problema no existiera. Lo otro sí, la prisión permanente
revisable, ese tema sí lo tiene en cuenta. Curiosa la diferente vara de medir
que tienen estas personas en cuyas manos se pone el destino de la colectividad.
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