INVENTEMOS LA CAJA POSTAL
Yo creo que todo lo que se diga sobre la estupidez
congénita de este país es poco. Asistimos día a día a la vana palabrería que
surge por todas partes (en especial desde el gremio político) lo que se
complementa con el espectáculo inenarrable de las invenciones que vienen a
descubrir constantemente el Mediterráneo.
Veamos una de las últimas, pescada en el Telediario
de ayer, en La Primera, que no es ninguna tontería, porque teóricamente (sólo
teóricamente) es la mejor y la más serie, nada que ver con el maremagnum de
sandeces que circulan alegremente por la red de los despropósitos.
Ahí estaba la perla. Acaban de descubrir que, como
el territorio se está vaciando de sucursales bancarias que se están cerrando a
toda prisa, como es natural en empresas que solo buscan rentabilidad sin que
les importe un comino ayudar a los ciudadanos, un buen remedio sería utilizar
el servicio de Correos, que cubre todo el territorio nacional para que los
carteros actúen como agentes bancarios y así se podría llegar a todas partes.
¡Genial! Acaban de inventar la Caja Postal de
Ahorros, la misma que se había implantado en 1904 y que el idiota gobierno de
turno decidió cancelar en 1991 porque el Estado tenía que suprimir tales
negocios para entregárselos a la empresa privada, primero Argentaria, luego el
Deutsche Bank, hasta que este se quitó de en medio y acabó el procedimiento.
Ahora caen en la cuenta de que sería conveniente
implantar tal servicio. Pero como los periodistas de hoy, aparte de saber poco
no tienen mucho interés por aprender, lo presentan como una apasionante
novedad, algo que acaba de inventar algún geniecillo igualmente joven y
ambicioso. Pues no, miren ustedes, eso ya existía y debería haber seguido
funcionando hasta ahora mismo, llevando y trayendo dinerito contante y sonante
hasta el último rincón del país.
La foto que acompaña a este comentario es de José
Luis Pinós. En el edificio de Correos, en Cuenca, en lo más alto, campea el
letrero luminoso: Caja Postal de Ahorros. Como es natural, llegó el tiempo de
la modernidad y lo quitaron. Ahora, si son un poco listos (y no hay que confiar
mucho en eso) volverán a reimplantarlo.
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