EL GRATO REENCUENTRO CON LA BELLEZA



   A estas alturas, reencontrar la obra de Miguel Ángel Moset (Cuenca, 1953) ya no ofrece muchos misterios, salvo el del puro, simple y maravilloso disfrute que siempre encuentra el espectador ante una obra tan coherente como sólida, concebida con rigor, realizada con riqueza expresiva, abundancia de matices sensoriales. “Miniaturas” ha titulado esta colección que se presenta ahora en el Centro Cultural Aguirre, hasta el día 19 de marzo, dentro de la serie “Días de Arte Conquense” que coordina Carlos Codes y que nos está ofreciendo, sin disimulo, uno tras otro, un rico y variado repertorio de interesantes muestras.
    La de Moset es de las más atractivas que hemos podido ver en mucho tiempo. La sutileza con que aproxima sus pinceles al lienzo, en busca de un trazo liviano por el que se deslizan los colores apenas dibujados y, sin embargo, en plenitud de formas creativas que producen una impresión de naturaleza envolvente por la que se desliza el espectador, como llevado de la mano, de un cuadro a otro. Podría decirse que el artista huye de toda expresión concreta para llevar a cabo una inmersión sentimental en un mundo que le resulta muy próximo y, desde luego, querido, y que desde allí, desde el fondo donde anidan las emociones, extrae las esencias más puras, las diluye y acaricia para transformarlas en estos cuadros sin título pero que responden a una coherencia profunda, que hunde sus raíces en la propia capacidad de Moset para inmiscuirse él mismo en esa ambientación de suaves tonalidades que llegan a ser lujuriosas a la vez que placenteras.
    Trabajador nato, creador constante, desde que ofreció su primera exposición, allá por 1977, hay una larga trayectoria que el artista viene recorriendo con pulcritud y eficacia, hasta poder merecer un título parecido al de un gran trabajador, que no parece sentir episodios de holganza. Pocos hay entre nosotros tan conocidos como él, y no solo en el terreno de la pintura, donde es un auténtico maestro, sino también en otras ocupaciones colaterales no menos interesantes, como las de grabador o ilustrador de libros. Curioso como pocos, a la búsqueda constante de algo que hacer y decir, estas “Miniaturas” son, en conjunto, un fresco delicioso, una combinación perfecta de los diversos elementos que confluyen en el mundo de la creación artística, considerando así la forma, el color, el equilibrio y, sobre todo, la belleza.


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