UN RECUERDO ILEGIBLE
Eso que se puede
adivinar (porque ver es difícil) en la fotografía es una placa, de un material
pétreo, bastante sólido. La leyenda dice, en letras mayúsculas: CUENCA A
FEDERICO MUELAS. MCMLXXXIV. En román paladino quiere decir que la placa en
cuestión fue colocada en ese lugar, en el año 1984, como homenaje a Federico
Muelas, al cumplirse el décimo aniversario de su fallecimiento.
La placa no dice,
pero yo lo recuerdo aquí, que cuando se puso tenía una utilidad, la de
identificar o señalar la escultura que se puso ahí, en ese mismo lugar,
precisamente con ocasión de la fecha citada.
Ya solo falta señalar
el lugar: la plaza de Cecilio Albendea, a los pies del Ayuntamiento, en el
punto en que arrancan las escalinatas que llevan, en una dirección, hacia las
callejas de San Martín, en otro hacia Santa Catalina.
La estatua se la
llevaron un buen día, harto todo el mundo de que los bárbaros, ten
generosamente acogidos en la bondadosa ciudad de Cuenca, la pintarrajearan una
y otra vez. Ahora está en el espacio de San Pantaleón donde, al parecer,
sobrevive sin mayores sobresaltos. La placa se quedó atrás, en esta placuela
silenciosa y escondida, en la que sigue luciendo las señales evidentes de la
incultura local. Podían quitarla también, ¿no? puesto que ahí no cumple ninguna
función útil. Vamos, digo yo.
A lo mejor también se
podía ocupar con algo el espacio en que estuvo la escultura, pero imagino que
eso ya es más complicado. Dejémoslo así.
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