EL ARTE CISORIA ESTÁ DE MODA
Me pregunto qué rara
atracción ejerce una figura como Enrique de Villena (Enrique de Aragón, por
decirlo correctamente) para que todavía continúe existiendo interés por su obra
y se reediten títulos que, de clásicos que son, se pueden encontrar en cualquier
biblioteca, pública, privada o particular, en ediciones de todo tipo, a las que
ahora viene a unirse una nueva de Arte
Cisoria, a cargo de la editorial toledano Ledoria.
Probablemente los
inspiradores de esta nueva versión impresa de la obra se han dejado llevar por
la atracción que en estos tiempos nuestros, tan confusos como todos los
tiempos, y más desconcertantes que muchos otros antiguos, está ejerciendo esa
actividad a la que llamamos genéricamente gastronomía, o sea, el arte de
cocinar y de comer lo guisado. Los medios, todos los medios, pero en especial
la TV, nos asaltan día tras día con explicaciones, consejos, recetas,
experiencias prácticas y, sobre todo, concursos, muchos concursos, de grandes,
pequeños y celebritys empeñados en demostrar habilidades y saberes que no todos
tienen.
En ese ambiente, los
editores han debido pensar que este Arte
cisoria o Tratado del arte de cortar del cuchillo, considerado el primer
tratado gastronómico español, en el que se detallan las características y habilidades
que se deben aplicar en el arte de trinchar con el cuchillo las carnes, los
pescados y las frutas, obra “escripta en la mi villa de Torralva,
lunes, seis días de septiembre, año del nasçimiento del nuestro Salvador
Ihesuchristo de mill e cuatroçientos e veinte e tres años" y editado por primera vez en
1766, es decir, trescientos años después de haber muerto su autor, puede tener
vigencia en esta época tan interesada por las cosas del guisar y del comer.
Cualquiera que sea el motivo, la obra de Enrique de Aragón o de Villena, como
se le prefiera llamar (1384-1434), tan afincado en las tierras de Cuenca, desde
Torralba a Iniesta, siempre es interesante, tanto como la propia figura del
noble fantasioso y nigromante que a sus méritos reconocidos une el estar
situado como uno de los pilares robustos en que se fue asentado la lengua
española que entonces algunos, incluido él mismo, empezaban a crecer para
soportar luego el espléndido desarrollo del idioma.
Las ediciones más
antiguas que se conocen de esta obra son de 1763 y 1766, pero debo suponer, con
lógica, que entre su escritura, en 1423 y las últimas fechas citadas debieron
publicarse ejemplares, lo que explica la rápida difusión que tuvo. Para la
ilustración de este comentario he utilizado la edición de lujo hecha en 2002
por Guillermo Blázquez.
Comentarios
Publicar un comentario