EL MUNDO, TAL COMO ES, EN HUETE
Siempre es un placer, y generalmente
una sorpresa, volver al Museo de la Fotografía, esa espléndida iniciativa de la
Diputación Provincial a través de la Fundación Antonio Pérez, que hace del
recuperado convento de El Cristo un lugar siempre apetecible de visitar. Las
amplias salas que circundan el claustro, bellísimo, están ocupadas ahora por
una impresionante colección de fotografías del nigeriano (de nacimiento) Simon
Norfolk, aunque formado en universidades inglesas y, por tanto, con un sedimento
cultural europeo que impregna su trabajo, en una suerte de mestizaje que añade
interés a su obra.
La serie que ahora está expuesta en
Huete, Genocidio, Paisaje, Memoria es
un trabajo realizado por Norfolk tras el impacto que supuso el atentado del 11
de septiembre en Nueva York, que lo llevó a realizar un trabajo de investigación
fotográfica sobre lugares destruidos, moral y físicamente, como consecuencia de
las guerras sucesivas que van asolando nuestro mundo. Es, como él mismo ha
intentado explicar, una mirada reflexiva sobre la decadencia y el
desmoronamiento de realidades políticas y sociales que parecían estar
perfectamente estructuradas. A través de cinco series de fotografías asistimos,
visualmente, a esa ruina paisajística, urbanística y humana a la que han sido
conducidos lugares tan conocidos y queridos como Afganistán, Bagdad, Bosnia,
Beirut y el siempre dolorido complejo Israel-Palestina. Son cinco espacios en
los que bien se pueden ejemplificar los desastres del mundo y que en las fotos
de Norfolk aparecen envueltos en un halo de misteriosa poesía doliente que hace
desear, como nunca, que tanta destrucción termine de una vez. Son fotos que
ayudan a crear conciencia, a quien no la tenía y a incrementarla, sí ya existía
esa preocupación íntima.
Un total de 55 imágenes nos
acompañan en este paseo por el claustro del convento optense. Esos paisajes
desolados, esos barrios agujereados por las bombas, esas muestras de hasta dónde
puede llegar la miseria de la crueldad humana, confluyen para crear una visión
que podría parecer irreal si no tuvieran
el apoyo de las fotografías de Simon Norfolk, que pueden verse en Huete hasta
el 30 de septiembre de este año.
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